La idea de la turbo-glorieta nace a finales de los años 90, con la intención de mejorar la seguridad en la circulación de glorietas normales y poder agilizar el flujo de vehículos que transitan por ella, es en Europa donde encuentra la mejora acogida. En el año 2009 se construye la primera turboglorieta de España, concretamente en el municipio de Grado, Asturias.
Cada vez son más las ciudades españolas las que se suman a la construcción de esta nueva infraestructura viaria, pero…¿son realmente fáciles de usar? ¿suponen una solución verdadera a la hora de atravesar una intersección?
La diferencia principal de una turboglorieta con una rotonda tradicional es que en las primeras, los carriles están delimitados con líneas continuas de forma que cada uno tiene una función concreta, que no es otra que guiar a los conductores hacia las salidas en función del carril que escojan, eliminando los cambios en el interior de las rotondas. De esta manera, los conductores deben escoger qué salida quieren tomar antes de acceder a la glorieta, ya que, una vez dentro, los propios carriles serán los que determinen cuándo debe salir de la rotonda.
Para entenderlo de una manera más gráfica, compartimos con vosotros un video explicativo:
Según las empresas que han estudiado el comportamiento del tráfico al encontrarse con una turborrotonda, aseguran que se evitan el 80% de los accidentes por colisiones laterales.
Pero no es oro todo lo que reluce, existen una gran cantidad de expertos en tráfico que coinciden en que no es tan buena solución como parece y que tiene sus puntos débiles. Existen tres argumentos principales que pretenden desmontar la Turboglorieta como panacea a los atascos y accidentes producidos en las glorietas convencionales.
- Los conductores tienen que tomar la decisión de qué carril elegir antes de entrar en la glorieta, por lo que las equivocaciones son relativamente frecuentes durante las primeras semanas, pese a que las direcciones están señalizadas.
- Se tienen serias dudas de su eficacia con tráfico de vehículos pesados, autobuses o ciclistas, pues su diseño compacto hace difícil su circulación y la resolución de conflictos con otros usuarios como ciclistas y peatones.
- Deberán ser reforzadas con más señalización. De no ser así, se convertirían en elementos extraños y sorpresivos para el usuario, lo cual siempre va en detrimento del cumplimiento de las expectativas del conductor por el trazado, relacionado con la seguridad vial
En este vídeo vemos uno de los problemas que te puede causar una turboglorieta si no estas acostumbrado a usarlas: tener que estar dando vueltas hasta que consigas acertar con el carril que corresponda a tu salida.
En nuestra anterior entrada, os invitamos a la reflexión sobre las glorietas tradicionales, ahora les ha tocado el turno a su nueva evolución: la turboglorieta. ¿vosotros que opinais? ¿son realmente las turboglorietas una solución? ¿estamos preparados para su implementación?
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